domingo, 14 de diciembre de 2008

TORO



El domingo día 7 siguió lloviendo sin cesar. ¡Menos mal que habíamos escogido Castilla pensando que haría frío SECO!



Nada más llegar encontramos una charcutería abierta. ¡Qué ilusión! al menos podríamos comprar algo para picar sin tener que salir también de noche. Y vaya si compramos:



- Chorizo picante.

- Salchichón artesano.

- Jamón.

- Chocolate artesano.

- Licor de yerbas del Padre Evencio.


¡Rico-rico!




Después, traspasamos el arco que conduce al Casco Histórico (Puerta de Santa Catalina) y llegamos a través de sus calles empedradas hasta la Plaza Mayor, cercada por antiguos soportales dónde nos encontramos varios bares y restaurantes. Y mucha, mucha gente. Aunque se dice que "la veteranía es un grado" y por tanto debíamos haber sabido que, habida cuenta de la cantidad de visitantes que había en la ciudad nos iba a resultar muy difícil encontrar sitio para comer, preferimos dejar la reserva para más tarde y pararnos a tomar uno de los famosísimos Vinos de Toro.
Escogimos el Café y Bar Noche y Día II y acompañamos los vinos con el Pincho Ganador del Concurso de Tapas: Nazareno al Ajillo.

Riquísimo. Lástima desconocer la receta, pero estaba compuesto entre otras cosas por un jibión, salsa ali-oli (creo), queso caliente?.. no sé... pero no me extraña nada que ganara el concurso.



Cuando tratamos de encontrar un sitio para comer empezaron los problemas... A pesar de que aparentemente el lugar está repleto de restaurantes, a la hora de la verdad resultan insuficientes. No sólo no había sitio en ninguno, sino que (y espero no ofender a nadie) al menos ese día los menús no eran especialmente apetecibles.


De manera que no nos quedó otro remedio que volver a coger el coche (hubo suerte y arrancó, creo que se dió cuenta de que teníamos hambre...) y dirigirnos camino a Urueña.

En un cruce de la carretera en Villadefrades nos encontramos con el Restaurante Latarce, abierto y con sitio libre!! ( A todo esto eran ya las tres y media de la tarde...). Escogimos algunas cosas de la carta y una botella de Vino de la Casa; Vino Bajos Joven con D.O. Toro. Sólo 6 € la botella y aunque no soy ni mucho menos una experta, el vino no estaba nada mal. Desde luego, relación calidad precio ideal.

Más aún cuándo al ir a salir recordamos que no teníamos nada para beber en la casa. Resumiendo, pedí un corcho y me llevé la botella. En la mano. A la vista de todos. (Las circunstancias son las circunstancias y quedaba más de media botella llena...hay cosas para las que se me olvida la vergüenza)
Lo mejor de todo esto: yo ahora no bebo alcohol; ni siquiera vino. Eso sí, un traguito no me lo quitó nadie y ¡qué rico estaba!

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